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Gloria Leff

Freud atormentado. Errancias con Elfriede Hirschfeld



¿”Frau H”, “Frau A”, “Frau C”, “Frau Gi”?; para Freud, “mi principal tormento”.

Se trata de Elfriede Hirschfeld, a quien Freud recibió entre 1908 y1914, y de cuya identidad se tuvo noticia hasta hace poco más de veinte años.

Freud estaba atormentado por la versatilidad y rebeldía de los síntomas de Elfriede Hirschfeld; por su excesiva implicación en esta cura; por la forma en que este análisis había trastornado su relación con Jung; por lo limitado de sus teorías para aprehender y explicar lo que ponía de manifiesto una profecía que recibió la paciente de parte de un adivino en París. Fue con Elfriede Hirschfeld que Freud se sintió convocado a producir importantes innovaciones en su teoría de las fases de la libido y a problematizar, durante el tiempo que ella estuvo en análisis con él, la noción de “contratransferencia”.

Además, Freud localizó en la predicción que le confiara la paciente, el hilo conductor para hacer valer públicamente las hipótesis que había elaborado con Sándor Ferenczi tiempo atrás sobre los fenómenos “ocultos”, la telepatía y la transferencia de pensamientos.

Al seguir las huellas del análisis de Elfriede Hirschfeld, dispersas en los artículos y correspondencias de Freud, y en las minutas de la Sociedad de Viena, podemos volver con información nueva a los textos de Freud dedicados a lo “oculto” y leer con ellas las sesiones de Les non-dupes errent (1972-1973) en las que el tema ocupa a Jacques Lacan. Lectura particularmente fecunda porque al traducir él mismo dichos textos, Lacan desliza términos que no son los de Freud, y subvierte la red de hipótesis que este último construyó sobre la telepatía y la transferencia de pensamientos.

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